Saludos!
No puedo encontrar las palabras exactas que describirían mis sentimientos hoy. Todo lo que tengo es mi mente y mi corazón son las bendiciones no para mí misma, sino para la gente a la que estamos siviendo ahora.
Empecé mi trabajo con no demasiado en este lugar, pero estoy llena de confianza de que todo irá bien si puedes esperar el momento adecuado y a la gente adecuada. Con esto en mente, mantengo mis dedos cruzados, rezando y esperando que pase algo que convierta a este lugar, a esta escuela en algo diferente de lo que es.
No fue hace demasiado, cuando la Divina Providencia convirtió mis sueños en realidad, cuando nos dió a las Hermanas Dominicas de La Anunciata, en el año 2006. Desde entonces y de entre sus amigos/as llegaron una tras otra para ayudarnos en el viaje por la vida que tenemos aquí en Antipangol.
Nos sentimos genial y bendecidos porque realmnente sentimos la presencia de Dios a través de sus servidoras.
No tengo nada que devolveros a cambio de todas vuestras bondados, pero mis oraciones siempre estarán por vuestra salud y porque podáis ayudar a más gente, especialmente a los menos afortunados hermanos y hermanas en Cristo.
Voluntarias, vuestra corta estancia significa mucho para nosotros y la gente de Antipangol. Vosotras tocastéis las vidas de cada uno en nuestro colegio, desde nuestros alumnos hasta nuestra propia comunidad.
Ellos han visto el amor de Dios a través de vosotras, no importa lo lejos que estuvieráis de aquí, nos habéis alcanzado. A través de vuestra generosa entrega y amor hacia ellos, ellos sienten al amor de Dios.
Vuestra ayuda ha cambiado mucho el bienestar de nuestros alumnos. Ellos están inspirados y han mejorado mucho en sus actuaciones.
Con todo esto, me gustaría decir ¡"muchas gracias" y más fuerza!
Que Dios nos bendiga a todos siempre.
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